En realidad, ¿qué tanto necesitamos para vivir?
Esta es la pregunta que nos hicimos al llegar a MICIELO, una serie de cabañas rodeadas por naturaleza y paz en Valle de Bravo, Estado de México. Es un espacio en donde la arquitectura resuelve la estadía de manera noble, sencilla y extremadamente cálida.
Estuvimos en el bosque, sumergidos en un paraíso que parecía casi una ilusión.
Esta estancia invita a disfrutar de los momentos más sencillos de la vida y disfrutarlos como nunca. Quizá suene muy poético, pero es que lo es. Sentir el fuego, el placer de preparar los alimentos y comerlos al aire libre, caminar en el bosque junto con sus habitantes, hacer una purificación y meditación en el sauna.
Caminamos bajo la lluvia escuchando su movimiento y casi percibiendo lo que aún no podíamos identificar. Son esos pequeños momentos los que nos hacen sentir vivos y que nos llenan de paz. Tener la oportunidad de poder coexistir de la manera menos invasiva posible con nuestra tierra es una experiencia única.
Este espacio invita a la reflexión y al ocio. Parece que hemos olvidado cómo hacerlo, pero Mi Cielo nos recuerda cómo es volver a conectar.
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